Artículo escrito por Carlos Weisse, quien estará dando una charla sobre psicoanálisis y surrealismo el miércoles 15 de octubre a las 19hs.
PARTE I
Esta manera que tiene Cortázar de usar la fuerza de la poesía... porque para él, el cuento está mas cerca de la poesía que de la prosa, su recurso es trabajar en profundidad, verticalmente, hacia arriba o hacia abajo del espacio literario, con un tiempo y un espacio condensándose, sometidos a una alta presión espiritual y formal.
Cortázar, como Carrol, puso al descubierto la posibilidad de otra lógica, paradojal, poética, onírica, en la que el sueño, los espejos, los laberintos conjuran el tiempo y el espacio para acceder a otros mundos y a otros cielos.
Lo vemos en “Todos los fuegos el fuego” cuando Marco en su sueño de las vísperas aún no sabía que iba a enfrentarse con el inmenso reciario nubio: “Esa noche ha soñado con un pez, ha soñado en un camino solitario entre columnas rotas; mientras se armaba, alguien le ha comentado que el procónsul no le pagará con monedas de oro. Marco no se ha molestado en preguntar, si el otro se ha echado a reír malvadamente antes de alejarse sin darle la espalda; un tercero, después, le ha dicho que es un hermano de un gladiador muerto por él en Masilia, pero ya lo empujaron hacia las galerías, hacia los clamores de afuera”
Al ver al gigante nubio con la red y el tridente, Marco adivina la significación del sueño, sabe que el pez es él en la red y sabe por qué el procónsul no le pagará las monedas de oro y porqué el camino de columnas rotas.
Sueños que marcan la intensidad y la tensión de los relatos cortazarianos dejando entrever y ocultando, reflejando y deformando, anticipando o retrasando una realidad siempre huidiza, siempre frágil, siempre porosa.
Cortázar trata a los sueños desde una perspectiva eminentemente freudiana, considera que en éstos asoma el deseo, portador de la verdad mas profunda del sujeto y por otro lado les confiere una riqueza representativa desde el punto de vista plástico que lo acerca a la corriente surrealista, movimiento tan caro a sus preferencias.
El sueño es un recurso más para poner en escena una característica, la presencia de lo fantástico. Uno de sus recursos para hacer una crítica a un realismo simplista y acomodaticio, a una conciencia ideológica que nos impone un concepto de realidad como si esta fuera una verdad revelada cuando realmente es el producto imaginario, construido.
Pero no hay torpeza en su concepción de lo fantástico, no hay una mano que aparece de golpe, ahorca a una víctima y luego se va como quien no quiere la cosa. Lo fantástico en Cortázar obra como una tregua en el determinismo del hombre, exige un desarrollo temporal ordinario, su irrupción altera momentáneamente el presente dentro de la regularidad de lo cotidiano, lo excepcional pasa a ser la regla sin desplazar las estructuras cotidianas entre las cuales se ha insertado.
Cortázar toma indistintamente situaciones cotidianas o hechos históricos relativamente ciertos y los articula a través del sueño. El sueño funciona como una cinta de Moebius cuya torsión determina tiempo idéntico sujeto. Lo fantástico es entonces el sueño. Pero el sueño es cotidiano, un hecho banal y solo es la torsión del abismo, de vértigo temporal impreso por la pluma del escritor lo que lo convierte en un hecho maravilloso, es puerta que se abre al misterio, es denuncia de una realidad que se encuentra más allá de las narices.
El cuento crea un mundo, lo recorta y convierte su pequeño ambiente en un organismo que respira, que tiene sus propias leyes cada personaje tiene su propia lucha pero también su propio destino en la esfericidad de ese mundo.
La prosa de Cortázar adquiere la fuerza expresiva de la imagen poética, despierta la potencia vivencial de la emoción, pero por otra parte su estilo finge maravillosamente la oralidad, la expresión sencilla y directa del hablar cotidiano, crea un clima de familiaridad del lenguaje.
Nada más extraño al lenguaje cortazariano que lo ampuloso o lo solemne, estas características confieren al cuento una sencillez aún en lo fantástico de su tema, hay un signo de complicidad de Cortázar con el lector, éste llega a ser copartícipe de la experiencia de o de los protagonistas de la experiencia, cosa que logra apelando a la inmediatez vivencial que pone en marcha la identificación emocional del lector con la escena que se desarrolla.
Según Gadamer la relación entre el texto y el lector obedece a la lógica de la pregunta y respuesta, comprender un texto es comprender la pregunta que está implicada. Esto es lo que se puede llamar horizonte de preguntas. Creemos que la pregunta es la siguiente: ¿Si frente a un hecho fortuito que nos sucediera en lo cotidiano se desencadenara una sucesión fantástica como la que relata uno de sus cuentos, a qué nos aferraríamos?..
En breve publicaremos la continuación del artículo
La imagen es un detalle del óleo realizado por Ariel Gulluni quien estará participando en la muestra Mantis con una serie de dibujos.
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