Dice la ley… “ una falsificación es una obra de arte ejecutada con la intención de inducir a error, de hacerla pasar como creación de una mano diferente.” Cabe destacar la mala intencionalidad del hecho, que no encontramos por ejemplo en la realización de una copia así como tampoco en una pintura u objeto ejecutados en un estilo ajeno. Lo importante es la intención.
Diferente de esto es lo que llamamos reproducción o copia de una obra de arte.
Una reproducción es una réplica de un objeto original y una copia es una réplica también, producida a partir de un original pero para realizar una reproducción mecánica de ejemplares que por ende tienen menor calidad que una reproducción.
Un cuarto elemento en juego es lo que se llama atribución falsa, cuando se le adjudica a una obra, un autor quién en realidad no fue el verdadero. La atribución falsa no es una falsificación, dada la no intencionalidad o la imposibilidad de adjudicarle a una obra de la que no se tienen datos históricos fehacientes, un origen definitivo.
Para determinar si una obra de arte es falsa o verdadera, se le realizan una serie de estudios químicos, consultas a catálogos o referencias del estado de la obra en la actualidad, estudio del estilo, análisis del soporte, la antigüedad de los pigmentos, entre otras pruebas
Algunas Falsificaciones Famosas
En sus comienzos, muchos de los grandes maestros de la historia de las artes, reproducían obras famosas. Por ejemplo, antes de alcanzar la fama, Pablo Picasso solía copiar los lienzos de Henri de Toulouse-Lautrec.
El trabajo de los copistas es extremadamente exacto y cuidado, y muchas veces hasta los más grandes conocedores de falsificaciones, son engañados. En 1998, la casa de subastas Sotheby's puso a la venta por miles de dólares una obra de Fernando Botero, que el propio artista colombiano evaluó como un fraude.
Tom Keating, el falsificador inglés más famoso de la post guerra, ha negado hasta el cansancio que haya tratado jamás de hacer pasar sus obras por las de otros artistas. Sin embargo, en 1976 se celebró en una galería privada de Londres una exposición de «obras recientemente descubiertas de Samuel Palmer». Todas las obras expuestas eran de Keating.
Uno de los casos más resonantes fue el realizado después de la Segunda Guerra Mundial por el pintor holandés Hans Van Meegeren, quien reprodujo obras de Vermer (1633 – 1675), enriqueciéndose al venderlos luego de la ocupación alemana.
Uno de los cuadros fue “Los discípulos de Emaus” que se encuentra en el Museo de Rótterdam. En óleo sobre tela se trata de la falsificación más conseguida del más grande falsificador de nuestro tiempo.
En el próximo post de Buscarte les contamos más sobre esta y otras falsificaciones famosas...
Fuente: nota enviada a Objeto a por Nora Luzzi, sobre Falsificación de obras de arte, un acercamiento a las distintas técnicas por Marcela Suárez Ordoñez, Licenciada en Criminalística
Imagen superior: Los discípulos de Emaus de Hans Van Meegeren
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