Del arte su hacer y no su producto
(Dos cuentos de Lacan inspirados en Freud)
“La próxima edición de la Bienal de Arte Textil pone el foco en aquellos artistas
que eligen expresarse a través de fibras y tramados, resignificando con su trabajo el
propio concepto de “arte textil”, para deslimitarlo y hacerlo explotar en sus múltiples
connotaciones de sentido”
(reglamento de la convocatoria a artistas para V Bienal de Arte Textil)
Leo un pasaje de “La muralla y los libros” de Borges, ato la punta de un ovillo de lana a la pata de una de las sillas del auditorio y pido a quien allí está sentado que haga rodar el ovillo hacia donde se supone debe estar quien expone.
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Freud, conferencia nro 33, “La femineidad”:
“La vergüenza (...) la atribuimos al propósito originario de ocultar el defecto de los genitales. No olvidamos que luego ha tomado sobre sí otras funciones. (...) (Las mujeres) son tal vez las inventoras de una técnica: la del trenzado y tejido. Si así fuera, uno estaría tentado a colegir el motivo inconciente de ese logro. La naturaleza misma habría proporcionado el arquetipo para esa imitación haciendo crecer el vello pubiano con la madurez genital, el vello que encubre los genitales. El paso que aún restaba dar consitió en hacer que adhirieran unos a otros los hilos, que en el cuerpo pendían de la piel y sólo estaban enredados. Si ustedes rechazan esta ocurrencia por fantástica (...) nada podré aducir en mi defensa”
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Dos observaciones sobre ese pasaje:
1) “El defecto de los genitales” no es opinión de Freud sino una significación que él escucha que varias de sus pacientes le dan al hecho puntual de la diferencia anatómica entre varones y mujeres.
2) Fundamental: a pesar de lo que habitualmente se piensa, FREUD, a lo largo de toda su obra, NO HABLA DE SEXO... habla de aquello en lo que las personas PIENSAN mientras tienen sexo.
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Paso el ovillo a otro participante del público. Ata el hilo a una pata de su silla y pasa el ovillo hacia atrás. De antemano he decidio introducir en este encuentro un mínimo elemento performático, heterogéneo al discurso psicoanalítico, para que entren ambos en fricción.
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En su seminario VII Lacan se mofa de los simbolismos hallados por ciertos psicoanalistas en ese asunto del tejido y el vello púbico. Pero no se mete con Freud. Para ello sólo hay una explicación: el cuerpo del que Freud hablaba no es el cuerpo de la anatomía ni el de la sexología.
Por eso Lacan inventa dos cuentos: para desplegar esa diferencia entre el cuerpo del psicoanálisis y el otro (el que vemos en los tomógrafos, en los espejos y en los quirófanos).
Me permito hacer de esos dos apólogos mi propia versión para que en ellos resuene lo que Lacan ha venido tejiendo a lo largo del seminario.
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El Paraíso.
Eva está sin ropas, pero no desnuda.
Hasta que Adán le arranca un pelo.
Ahora sí, ella siente la desnudez.
Al día siguiente se aparece con un tapado de visón.
Esa desmesura femenina que no se reduce a ningún exceso de medida. Una desmesura que va mucho más allá del “¡qué escandalosa!: ¡¿cientos de pelos por apenas uno que has perdido??!”. Ese sentimiento de desnudez no tiene relación con el cuerpo anatómico sin ropas, aunque éste participe de aquél.
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Adán, sin saber, causa la primera obra de arte textil... a condición de que no entendamos aquel tapado de visón como “vestimenta de un cuerpo sin ropas”, sino como un tejido que bordea ese no sé qué que se agita en Eva a partir de la marca del pelo que falta.
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La idea del ovillo en la charla implica una simple secuencia: ir tramando una red de lana alrededor de las patas de las sillas a medida que en la charla yo vaya planteando algún eslabón teórico. En ello una pequeña y silenciosa provocación: ¿acaso algo de lo que será dicho en esta ponencia, y que se vincula con el tejido de cierta red, es pasible de ser representado por una red de lana?. Éste es uno de los problemas que rara vez se abordan en la relación entre arte y psicoanálisis: si entre ellos hay algún cruce, ése no sucede en el plano de los contenidos ni de las ilustraciones.
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San Martín de Tours tiene el famoso cruce con el mendigo, que inspirara a más de un artista. Lo que sigue no está dicho por Lacan pero respira en el espíritu de su desarrollo, por tanto aquí lo pongo en juego:
Algo de lo que le llega del mendigo le hace correr a San Martín un frío por la espalda. En seguida el gesto conocido: corta la capa y le entrega la mitad. Al día siguiente San Martín va a análisis. Habla del episodio y dice “ese hombre estaba des... tenía frío; entonces lo abrigué”. El analista le pregunta qué es lo que iba a decir e interrumpió. San Martín: “que ese hombre estaba desnudo”. “¿Por qué interrumpiste la frase?”. San Martín: “es lo mismo: desnudo, sin ropas”. “Sí, pero por lo visto no es lo mismo para vos”.
A partir de allí San Martín teje de un modo particular algo que da cuenta de que no es igual el tranquilizador “tiene frío” que el frío en la espalda causado por lo que de ese hombre le llega. Un frío en el cuerpo que habla de lo que en San Martín se agita.
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A vos te digo:
lo textil produce un cuerpo que no viste.
Que no viste en ninguno de los dos relatos.
Entre
el cuerpo que lo textil no viste, no envuelve,
y
lo que no viste como cuerpo en esta historia
(el cuerpo no anatómico, el que está en juego en el sentimiento de desnudez de Eva y en el del frío en la espalda de San Martín)
que quede resonando el cuerpo que en un análisis se toca....
Ése que se produce en el tejer significante que sucede en el insólito entre-dos de un consultorio.
Un decir que no importa por los dichos
sino por el erotismo en juego en el hacer con la textura textil del texto
Lo textil produce un cuerpo que no viste.
Sí, a vos te hablo.
Guillermo Cabado
Fundación Lacantonal
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