Mi infancia en el campo entre Lincoln y San Antonio de Areco, que luego en la edad adulta se extiende hasta la cordillera del Neuquén, la radicación de mis abuelos maternos en Elortondo, provincia de Santa Fe, la profesión de mi padre ingeniero agrónomo, me formaron en un verdadero interés por la tierra y mi propio país. El carácter sagrado de la naturaleza se me presentó siempre con fuerza y este sentimiento se manifestó a lo largo de toda mi trayectoria con la inclusión de piedras, líquenes, ramas, cortezas, plumas, armadillos y amonites en mis objetos e instalaciones. El amonite milenario se ubicó en mi obra como eje de la memoria, y su configuración de laberinto como un itinerario simbólico de nuestro peregrinar por el mundo y como una referencia al lugar donde estamos, Aquí y Ahora.
Numerosos viajes por el noroeste argentino y por las Misiones Jesuíticas, y el amor de mi madre por coleccionar imágenes del Arte Mestizo (encuentro de la cultura indígena con la española) atrajeron mi atención sobre esta civilización postergada y me resultó coherente ligarla con esos elementos naturales que venía utilizando y que entre los pueblos originarios resultan motivo de ofrendas místicas. Pensé que ellos habían comprendido su pertenencia al cosmos.
Pienso que una visión poética puede cambiar la vida y que el trabajo en equipo propicia la comunicación y construye puentes. Mi deseo siempre fue que muchos tuvieran la posibilidad de participar del camino del arte. Con algunos de los que están exponiendo en esta muestra, empezamos un día, en el campo, a trabajar en una larga tela que luego fue continuada por el público en el 2007 y en el 2008 en Expotrastiendas y en el Museo Contemporáneo Raúl Lozza (Alberti, Pcia de Bs. As.). Los visitantes participaron cosiendo y añadiendo elementos diversos. Esta tela llegó a tener 10 m. y fue exhibida recientemente en la Bienal de Arte Textil.
Por lo tanto para mí fue totalmente coherente asumir la curaduría de esta exposición que hemos titulado “Partitura de Agua”. Primero por la coincidencia con mi forma particular de sentir, en cuanto a la necesidad del cuidado del mundo y mi convicción desde hacen muchos años de que el hombre no es el dueño de la naturaleza sino que pertenece a ella. Segundo debido a aquella vocación especial que tengo por los trabajos grupales.
En cada una de las obras presentadas todos nos hemos convertido en co-creadores. Es una muestra que no requiere de medios técnicos. Se trata de una visión poética del Agua donde se rescatan las cosas sencillas y cotidianas como el papel, los broches para colgar la ropa o la partitura musical. Frente a la saturación de las ofertas de consumo, de los medios técnicos y sofisticados, quisiéramos proponer un retorno a lo sencillo, deseamos encontrar un rumbo nuevo que no sea la acumulación desmesurada de bienes sino que pueda llamarse “bien común”, para adecuarnos a un presente que solamente puede pretender sustentar la Vida.
Obra pertenenciente a la muestra Partitura de agua
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