“La Anunciación” ha sido un tema recurrente en la historia del arte, pero su tratamiento fue cambiando en función de la época y el país en qué fue representada. Es así como una mirada atenta a ciertas obras nos permite identificar su procedencia.

Durante el trecento (silgo XIV - última etapa del gótico) es recurrente el uso de trípticos y de hojas de oro como fondo representando el carácter de Dios. La perspectiva aún no ha sido explorada, con lo que las imágenes carecen de sensación de profundidad.
El retablo de la anunciación que presentamos en este caso fue realizado por Simone Martíni conjuntamente con Lippo Memmi para la Catedral de Siena en 1333. Se trata de una pintura al temple sobre tabla. Este retablo aúna características del gótico y denota los primeros indicios del renacimiento: por un lado tenemos el fondo dorado, las figuras estilizadas y los arcos del gótico, por el otro comienzan a apreciarse ciertas texturas y una sensación de espacio, el banco donde se sienta la Virgen tiene tres dimensiones y pueden verse sombras en el libro entreabierto que tiene en sus manos.

Al trecento le sigue el Renacimiento, entre los siglos XIV y XV. Durante esta época gran parte de los artistas italianos se abocan al tratamiento de la perspectiva propuesta por Brunelleschi y poco a poco van incorporando nuevos elementos.
En La Anunciación de Fra Angelico (1445) nos encontramos nuevamente ante un temple sobre tabla, si bien conserva una cierta división en escenas es notable el cambio de tratamiento. Mediante la inserción de una típica estructura romana introduce en la obra la perspectiva creando una sensación de profundidad. En este caso el empleo del dorado (así como del azul) indica un cliente rico, ya que ambos colores se fabricaban con minerales semi-preciosos y eran muy caros de elaborar.
El tratamiento del jardín también está en relación con este punto, no hay profundidad ni perspectiva, ya que imita el fondo de un tapiz, como los que en esa época se importaban de Bruselas.

Hacia fines del renacimiento italiano, por Flandes se gesta un movimiento especial conocido bajo el nombre de Pintura flamenca. Estos artistas se abocaron al registro de la realidad cotidiana con un significado y una función simbólica. En este caso les mostramos La Anunciación de Hans Memling (s.f.), La escena nos situa en la sala de una casa de la alta burguesía, que bien podría haber sido la habitación del cliente que encargó la obra (cuestión común tanto a éste como a otros movimientos). Hay un cuidadoso tratamiento de los objetos de fondo que son símbolos de los personajes representados, respodneidno a los códigos y emblemas que manejaba la sociedad de la época: por ejemplo la garrafa de cristal llena de agua y el candelabro simbolizan a María y su pureza. Por su parte el jarrón con los lirios que se encuentra en primer plano es un signo de su virginidad.

En síntesis, fondos dorados, figuras estilizadas y arcos ojivales (o apuntados) son una señal del gótico.
La utilización de elementos de la arquitectura romana para generar perspectiva y el recurso a escenas o paisaje de fondo son características del renacimiento. Finalmente el trabajo de detalles y los escenarios cotidianos son un indicio de los pintores flamencos.
Si bien ninguna de estas características es restrictiva, generalmente suelen ser claros señaladores de las épocas antes mencionadas.