El Martes pasado tuvimos el placer de asistir a la entrevista que el fotógrafo Juan Travnik y la curadora Graciela Taquini, (a quién agradecemos la invitación), realizaron a las artistas españolas Isabel Muñoz y Maribel Doménech, sobre la obra que presentan en la muestra “La piel de los hijos de Gea”, que se exhibirá a partir de hoy hasta el 2 de Marzo, en el marco del programa “Recoleta en el CeDIP.”
Amador Griñó curador de esta exquisita muestra dice, “me interesa el origen de las cuestiones, el por qué...”, quizás este interés, esta búsqueda de las esencias lo llevó a reunir a estas dos artistas en un diálogo en que el cuerpo, “por presencia y por ausencia” al decir de Griñó, es el centro desde y hacia el cual ambas artistas dirigen sus miradas.
“La fotografía trata de sentimientos” asevera Isabel Muñoz, quién presenta 50 trabajos fotográficos sobre los tatuajes de escarificaciones queloideas y pinturas corporales de las tribus etíopicas, trabajos realizados en blanco y negro, lo que le permite a Isabel según explica, “transmitir el misterio y la atemporalidad” cerrando la selección con sus últimas producciones en platino color “el color dice lo que hay (...) el mundo digital me permitió descubrir el color...” Su obra nos conmueve; asombro, ternura, rechazo, curiosidad no hay palabras todo se juega en ese segundo todo esta allí en esos ojos, en esas pieles esculpidas, escritos a descifrar, ”me interesa la gente, sus sentimientos” cuenta Isabel , “rescatar el sentimiento y dignidad de las personas” reitera, y “sentimientos” es la palabra que al contemplar su obra nos envuelve como las pieles de esos cuerpos; que no quedan dudas sólo Isabel sabe fotografiar en toda la dignidad de su desnudez.
Maribel Doménech exhibe en esta muestra dos de las esculturas realizadas con cable y luz, que conforman su trilogía inacabada “Tejer el tiempo”, su vestido blanco “Como una habitación llena de luz” y su vestido negro “Para ver el mundo a cierta distancia”. Maribel cuenta, y calla... luz, sonido, color...esperanza, dolor...y el tiempo... con voz serena nos va llevando por los caminos que recorrió como artista y mujer para llegar en un juego de ausencia-presencia, a lo que es su obra hoy, metáfora de un cuerpo, donde la introspección, lo social, el feminismo, y una profunda reflexión sobre la vida y la finitud entretejen sus esculturas como los cables que le dan forma.
Dos artistas, dos mujeres, dos miradas, que se encuentran y fusionan en esos cuerpos que hablan, que cuentan sin pudores lo que la palabra calla. Cuerpos de piel, ropaje que no miente, cuerpos de cable y luz. Cuerpo en nombre de otro cuerpo.
Y allí, susurrando a veces, gritando otras, diciendo, interrogando, pero siempre en juego, lo femenino, la sensualidad y los eternos miedos a la soledad y la finitud, a lo desconocido, lo diferente, y las eternas búsquedas...
Cada una recorre estos caminos a su manera, Isabel, desde el cuerpo del otro como puente a su propio interior. Cuerpo marcado que remiten a nuestras propias marcas internas, imágenes de una belleza que estremece, la magia del lenguaje del silencio, hecho de miradas, de luces y sombras que hablan de misterios sin tiempos y de pronto un color, un salto de vida, una mirada azul, algo que no puede ser dicho de otra manera.
Maribel, se esconde, se muestra, es la presencia de un vestido de luces en la ausencia de un cuerpo dolido la que une los tiempos, ayer, hoy ....¿mañana?...la que marca sin decirlo las distancias....son esos cables como venas, donde corre la sangre-luz, piel que viste al cuerpo ausente, los que escriben las historias, los que narran las vivencias...
Sólo dos palabras, PARA VER.
Foto: (de izquierda a derecha) Juan Travnik, Isabel Muñoz, Amador Griñó, Graciela Taquini y Maribel Doménech.
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