“El arte ha muerto”, las palabras cayeron, pesadas, zigzagueantes entre el ámbito artístico. Por suerte pudieron ser esquivadas y la frase tuvo que ser reformulada. Alrededor del mundo se reconoció que estábamos adentrándonos en una nueva etapa. Hace un tiempo ya que las explicaciones historicistas parecen no ser suficientes… quizás se deba a que después de todo el arte sigue fiel a los orígenes mágicos que alguna vez le fueron adjudicados, y como tal cambia y se reinventa, sorprende, maravilla, genera dudas y desconfianza... pero siempre atrae.
Esa razón de ser tantas veces redefinida, el origen incierto, las respuestas que provoca, las distintas formas que toma y los ámbitos donde se inmiscuye. Ese conjunto de factores me capturó.
Tiempo atrás tuve la oportunidad de ir al Louvre. Ahí fue el primer impacto. No fue un flechazo fulminante, fue más bien como un pinchazo de aguijón. Quedo allí latente, pulsando por salir. El tiempo pasó y me inscribí en una carrera de comunicación. Volví a visitar muestras y decidí anotarme en cursos de historia del arte. El aguijón empezaba a quemar. Empecé a la leer libros y apuntes sueltos, fueron Danto y Hegel los que me hicieron despertar Abandoné la agencia donde estaba trabajando, me anoté en la UBA y me aboqué a este proyecto.
Creo que si bien ha habido etapas marcadas a lo largo de la historia, con sus quiebres y cambios de paradigma, hay algo permanente en la esencia del arte. Eso es lo que busco entender. Quizás ese sea mi Objeto a. Aún no he encontrado un lineamiento que me defina. Sí afirmo un origen mágico y creo que algo de eso se mantiene en el espíritu de toda obra. Mientras sigo indagando.
Los invito a acompañarme en ese camino, sumándose a las distintas actividades que estaremos organizando y que buscan explorar ésta cuestión del arte. Que es? Dónde está? Que busca?
Obra: bailarinas de Degas y bailarinas de Picasso
|