A continuación un artículo escrito por Julio Orione con motivo de la película "Deconstructing Harry".El mismo fue publicado originalmente en www.psyche-navegante.com.
Woody Allen y su(s) autobiografía(s)
Una vez más, con Deconstructing Harry, Woody escribió otro capítulo de ese texto múltiple y permanente que es su autobiografía filmada. Pero, de inmediato, y como siempre, lo negó con firmeza: "No soy como Harry, que toma píldoras todo el tiempo, bebe y le encantan las putas. Yo llevo una vida tranquila, no bebo, toco el clarinete, salgo a comer con mis amigos, voy a ver básquet, y escribo..." (declaraciones en el programa de tele Bouillon de Culture y en un número especial de la revista Télérama). Un detalle: al mencionar lo que hace Harry, se olvidó de decir que éste justamente... escribe. Pero en Bouillon de Culture dijo algo más: "Si bien no es un film autobiográfico (porque, por ejemplo, jamás se me ocurriría raptar a mi hijo), lo que piensa Harry es lo que yo pienso".
Y sí, es autobiográfico. Y al cuadrado, ya que lo que escribe Harry en el film son historias explícitamente autobiográficas que van construyendo (y desconstruyendo) su propio pasado, su propia historia. Exactamente lo que hace Woody Allen a lo largo de su historia fílmica.
Hay ciertas conductas, ciertos ritos, ciertas rutinas que son exclusivamente involuntarios, que nadie lleva a cabo porque piense que debe hacerlo así. Muy por el contrario, se imponen, son prácticas compulsivas a las que las personas se acostumbran de tal manera que finalmente conviven con ellas sin darse siquiera cuenta. Es el caso de la conducta del hipocondríaco.
Me acuerdo del litio en Manhattan. En esa época se puso de moda entre los médicos recetar litio para problemas psiquiátricos porque se había descubierto que era un elemento imprescindible en la composición química del cerebro. Y, por supuesto, el hipocondríaco personaje de Woody tenía que tomar litio, era una verdadera necesidad.
El temor a la enfermedad y la automedicación están siempre allí, aunque Woody diga que él no toma píldoras. En Hannah y sus hermanas, la hipocondría se hace presente en grado extremo, cuando está seguro de que va a morir. En Todos dicen te quiero, en el maravilloso diálogo en el velatorio del abuelo, cuando se habla del cigarrillo, el colesterol, el ansia por un temible bife "bien grasoso" o el café que "una semana provoca cáncer y a la siguiente lo previene". Y en Deconstructing Harry, cuando la hermana de Harry le dice "Esperá que te agarre un cáncer" y él responde: "¿Por qué tendría que agarrarme un cáncer? Si yo como bróccoli... Hago todo correctamente...".
Entonces, ¿de qué habla cuando dice "yo no tomo píldoras"? Como hacen todos los hipocondríacos, no reconoce su propia compulsión y, por lo tanto, la niega. Pero como suele ocurrir, ésta se filtra por todas partes, en los dichos y acciones de sus personajes, desde el Jim de Todos dicen te quiero, que se queja del dolor en el brazo derecho pero trata de disimularlo ante Vonnie, la mujer que pretende seducir, y lo atribuye al stress, hasta el gordo de "Reflexiones de un sobrealimentado" (en el libro Para acabar de una vez por todas con la cultura), quien inspirado en Dostoievsky se dispone a liquidar los regímenes de bajas calorías.
Esa filtración de la hipocondría es quizás la evidencia más notoria de rasgos autobiográficos ocultos. Esos que también llevan a Woody Allen a introducir en sus films, de una u otra forma (y en Deconstructing Harry de manera prioritaria) el psicoanálisis y los psicoanalistas. No hace falta dar ejemplos, los "shrinks" siempre están. Pero en la vida de Harry ocupan un lugar más que prominente, le sirven hasta para contar el paso del tiempo: "Ya llevo tres esposas y seis analistas...".
El psicoanalista es para Woody el que debería poder todo pero no llega a buen puerto. Amargamente le ha reprochado a sus tratamientos analíticos el no haberlo llevado a una "curación" absoluta: "El psicoanálisis me sirvió, pero me decepcionó porque esperaba más" (en Bouillon de Culture). En cambio, con el médico que en Todos dicen te quiero comunica al liberal Alan Alda que su hijo está curado "para siempre" del abominado conservadursimo, no hace sino adscribir a la ideología biologista tan cara al mundo anglosajón. Ideología que se hace presente en muchos de sus films, cuando propone que las drogas o el bisturí sí podrían lograr lo que el psicoanalista no: curar el alma humana. También se le cruzan los datos y termina pensando en el psicoanalista como un científico ("Eres una científica", le dice explícitamente Epstein a Helen, los alter ego literarios de Harry y su ex esposa, la analista Joan).
Pero el psicoanalista también es para Woody el que todo lo sabe y entonces habría que poder entrar en sus pensamientos (y el de los pacientes) tal como ocurre, involuntariamente, en La otra mujer y, deliberadamente, a través del agujero en la pared en Todos dicen te quiero. Esa posibilidad de entrar en el pensamiento y los deseos más íntimos de la otra persona (ejemplo máximo es el de Vonnie, el personaje de Julia Roberts en esa película) fue definido así por la psicoanalista francesa Caroline Eliacheff: "Los personajes de Woody Allen no viven en sus fantasías, viven sus fantasías" (en Télérama).
Esta paradoja, que lleva a la ruptura de Vonnie con Jim, porque ella se da cuenta de que "un sueño hecho realidad" (son las palabras de la analista que la atiende), es decir, una fantasía vivida, no es más que la nada. Por su parte, Eliacheff comenta al respecto: "El ser humano nunca debe estar completamente satisfecho, porque entonces desaparece todo deseo. Woody Allen siempre nos sorprende, porque su propia insatisfacción es la fuente de la multiplicación de sus deseos... y de sus films".
En Deconstructing Harry se hace presente este deseo de una satisfacción plena y total. En la penúltima escena, Harry vive su fantasía de un recibimiento apoteótico por parte de todo el elenco que lo aplaude a rabiar (en una extraña coincidencia con la escena del sueño de la anciana Rose en Titanic). ¿Se podría pensar que a Woody no le bastan los aplausos del público e, insatisfecho, decidió aplaudirse a sí mismo?
Final de este nuevo capítulo autobiográfico. Harry escribe anotaciones para una novela sobre la vida de un escritor: "Todas las personas comparten la misma verdad. Nuestras vidas consisten en cómo elegimos distorsionarla. Sólo su escritura era serena... Su escritura, que de muy diversas maneras le salvó la vida".
Julio Orione estará dictando el taller "descubrí tu propia escritura" en Objeto a.
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